4. " Y cayó en tierra, y oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" No sólo oyó esta voz, sino que, mirando, mientras sus ojos podían soportarla, en medio de de la gloria, vio claramente al ser que le hablaba. La pregunta que escuchó, por la simple fuerza de la palabra perseguir, llevó su mente adelante a su propósito sangriento en Damasco, y de regreso a sus hechos sangrientos en Jerusalén.

No fue este el único movimiento involuntario de su mente en el instante; porque aquí debemos ubicar las palabras adicionales: "Duro te es dar coces contra los aguijones". Este lenguaje nos revela que la conciencia de Saúl no había estado del todo tranquila durante sus persecuciones, sino que, como un buey rebelde, había estado coceando contra un aguijón, lo que lo instó a cambiar de rumbo. Aunque había actuado con ignorancia e incredulidad, fue con tantos recelos que siempre se consideró a sí mismo como el primero de los pecadores, habiendo sido el primero de los perseguidores. Su conciencia debe haber sido despertada instantáneamente por esta referencia a sus aguijones pasados.

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