El pensamiento de la prontitud de Cristo para juzgar tanto a los vivos como a los muertos conduce naturalmente al pensamiento del fin del mundo. Pedro pasa así a una nueva serie de consejos relacionados con lo que conviene a los hombres que ven acercarse al Juez y el fin cercano. Mientras que las exhortaciones anteriores trataban principalmente de las relaciones externas de los creyentes, éstas se ocupan de la vida dentro de la Iglesia misma. Se dividen en tres series, todas más o menos influenciadas por la idea de las pruebas que el presente orden de cosas trae consigo para los cristianos. En la primera serie se enuncian ciertos deberes personales y sociales, que afectan a la vida interior de la Iglesia, y se hacen urgentes en vista del fin que avanza rápidamente.

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Antiguo Testamento