Todas las personas, por grandes que sean sus ventajas, que no son enseñadas por el Espíritu Santo, son sumamente ignorantes de las cosas divinas. Se revelan claramente verdades de las cuales no tienen un concepto justo, porque aman más las tinieblas que la luz, siendo malas sus obras. En su ignorancia, pueden cometer crímenes que traerán males interminables sobre ellos mismos y sobre los demás.

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