El argumento probablemente sea: dado que somos descendientes de Dios, en el sentido de que nuestras almas son inmateriales e inmortales, debemos considerar al autor de nuestras almas como un espíritu inmaterial e inmortal, y no como la plata, el oro o cualquier objeto material. Los estoicos habrían simpatizado con este sentimiento. Séneca dice: "No formarás a Dios de plata y oro, una imagen verdadera de Él no puede moldearse de este material". "Dios está cerca de ti, está contigo, está dentro".

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