Amados, si nuestro corazón no nos reprende. Si nuestra conciencia, debidamente iluminada por la palabra y el Espíritu de Dios, y comparando todos nuestros pensamientos, palabras y obras con esa palabra, pronuncia que están de acuerdo con ella; entonces tenemos confianza en Dios. Nuestra conciencia de su favor continúa, con libertad de acceso a él y relaciones con él; y tenemos esta bendición adicional, que todo lo que pidamos Según su voluntad; recibimos de elO recibirá en el tiempo, medida y manera que él sepa que será más para su gloria y para nuestro bien. Esta declaración general debe estar limitada por las condiciones que en otros pasajes de la Escritura se presentan como necesarias para que nuestras peticiones sean concedidas por Dios: tales como, que pidamos cosas que su palabra nos autoriza a pedir, 1 Juan 5:14 ; y que les pidamos con fe, Santiago 1:6 ; o en una completa persuasión y confianza en su sabiduría, poder y bondad; y con sinceridad y resignación. Tales oraciones los que viven en su temor y amor, y cumplen con su voluntad, hasta donde ellos la conocen, caminando delante de él en santidad y rectitud, pueden esperar que sean escuchadas y contestadas.

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