Y vosotros, maestros, por otro lado; hagan con ellos las mismas cosas. Es decir, actúen con ellos según el mismo principio, y de la misma manera justa y equitativa, teniendo en cuenta la voluntad y la gloria de Dios, y esforzándose por aprobarse ante él; tolerar las amenazas. Conducirse hacia sus siervos con gentileza y humanidad, no de una manera áspera o dominante; sabiendo que tu Maestro también , A saber, Cristo; está en el cielo en el trono de Dios, y que su autoridad sobre ti es mucho mayor y más absoluta que la tuya sobre cualquiera de tus semejantes; ni hay respeto de las personas con élCualquiera que sea la diferencia que pueda haber en sus posiciones en la tierra: pero él administrará a todos la justicia más estricta e imparcial, recompensando o castigando a cada uno según su carácter real, y especialmente mostrando que recuerda el grito de los oprimidos, aunque los hombres puedan considérelos, a causa de la inferioridad de sus circunstancias, como por debajo de sus consideraciones.

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