Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia , que en lugar de desear las posesiones de otros y esforzarse por obtenerlas mediante la violencia o el engaño; y en lugar de codiciar los bienes de este mundo, desean sincera, ferviente y perseverantemente la santidad universal de corazón y de vida, o la liberación de todas las disposiciones y prácticas pecaminosas, y una completa restauración de sus almas a la imagen de Dios en la que fueron creados: a justa y bella descripción esta de ese deseo ferviente, constante, creciente, inquieto y activo; de ese santo ardor y vehemencia de alma en pos de los grados más eminentes de bondad universal que terminarán en completa satisfacción: Porque serán llenos Obtendrán la justicia por la que tienen hambre y sed, y serán abundantemente saciados con ella.

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