Donde no hay griego, etc.— El propósito principal de San Pablo en esta epístola fue establecer a los colosenses en su adhesión al misterio evangélico del llamado de los gentiles, y mantener su libertad contra los dogmatizadores judíos; y aunque ya había llegado a la conclusión de que el asunto, sin embargo, teniendo mucho en su corazón, aprovecha una ocasión aquí, en medio de otras cosas, para dejar caer una palabra en relación con él. El sentido del versículo es que, en el punto de obtener la aceptación de Dios, nuestra consideración debe estar dirigida únicamente a Cristo; sólo de él debemos depender, y no de la ley mosaica, ni de ninguna otra persona o cosa: esa fe cordial en Cristo es el único término en el que Dios insiste para la justificación; y que este es el caso en todos, o entre todos los hombres,sean judíos o sean gentiles; de cualquier nación o condición, no importa.

Solo en este término deberían ser recibidos en favor, sin someterse a las ordenanzas que los judaizantes con gusto les impondrían. El Apóstol parece hacer uso de una especie de clímax al mencionar a los escitas, ya que se los consideraba más bárbaros que cualquier otra nación bárbara.

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