Verso 8. Pero aunque nosotros, o un ángel... El Evangelio que ya os he predicado es el único verdadero; si predicara otro, incurriría en la maldición de Dios. Si tus falsos maestros pretenden, como muchos en los primeros tiempos, que recibieron sus relatos por el ministerio de un ángel, que sean malditos; sepáralos de tu compañía, y no tengas comunión religiosa con ellos. Dejadlos a ese Dios que mostrará su desagrado contra todos los que corrompen, todos los que añaden y todos los que quitan la palabra de su revelación.

Que todos aquellos que, por la veleidad de sus propias mentes, están dispuestos a favorecer los ensueños de todo supuesto profeta y profetisa que se levanta, consideren las terribles palabras del apóstol. Así como, según la ley, el receptor de bienes robados es tan malo como el ladrón, así los animadores de tales pretendidas revelaciones son tan malos, a los ojos de Dios, como esos mismos impostores. ¿Qué les dice la palabra de Dios? Que sean malditos. Lector, ten en cuenta estas cosas.

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