Versículo Isaías 40:3 . La voz del que clama en el desierto -

"Una voz grita en el desierto". La idea está tomada de la práctica de los monarcas orientales, quienes, cada vez que emprendían una expedición o un viaje, especialmente a través de países desérticos e inexpertos, enviaban precursores para preparar todo para su paso, y pioneros para abrir los pasos, allanar los caminos y eliminar todos los impedimentos. Los latinos llaman stratores a los oficiales designados para supervisar tales preparativos. Ipse (Johannes Baptista) se stratorem vocat Messiae, cujus esset alta et elata voce homines in desertis locis habitantes ad itinera et vias Regi mox venturo sternendas et reficiendas hortari. - Mosheim, Instituta, Majora, p. 96. "Él (Juan el Bautista) se llama a sí mismo el pionero del Mesías, cuya tarea consistía en llamar con voz potente a la gente que habitaba en los desiertos para que allanaran y prepararan los caminos por los que el Rey estaba a punto de marchar".

El relato de Diodoro sobre las marchas de Semíramis hacia Media y Persia nos dará una clara noción de la preparación del camino para una expedición real: "En su marcha hacia Ecbatana llegó a la montaña Zarcea, que, extendiéndose muchos estadios, y estando llena de escarpados precipicios y profundas hondonadas, no podía ser atravesada sin dar un gran rodeo. Por lo tanto, deseosa de dejar un recuerdo eterno de sí misma, así como de acortar el camino, ordenó que se excavaran los precipicios y se rellenaran los huecos; y con un gran gasto hizo un camino más corto y expedito, que hasta el día de hoy se llama por ella el camino de Semíramis. Después fue a Persia y a todos los demás países de Asia sometidos a su dominio, y dondequiera que iba, ordenaba que se nivelaran las montañas y los precipicios, levantaba calzadas en las llanuras y, con grandes gastos, hacía transitables los caminos". - Diod. Sic. lib. ii.

El escritor del libro apócrifo llamado Baruc expresa el mismo tema con las mismas imágenes, bien tomándolas de este lugar de Isaías, bien de las nociones comunes de sus compatriotas: "Porque Dios ha dispuesto que toda colina alta, y las riberas de largo trecho, sean derribadas, y los valles rellenados, para allanar la tierra, a fin de que Israel pueda ir seguro en la gloria de Dios." Baruc 5:7.

La Iglesia judía, a la que Juan fue enviado para anunciar la venida del Mesías, se encontraba en aquel tiempo en una condición estéril y desértica, no apta, sin reforma, para la recepción de su Rey. Fue en este país desierto, desprovisto en aquel tiempo de todo cultivo religioso, infructuoso en piedad verdadera y buenas obras, donde Juan fue enviado para preparar el camino del Señor predicando el arrepentimiento. He distinguido las partes de la frase según la puntuación de los masoretas, que concuerda mejor tanto con el sentido literal como con el espiritual; lo que la construcción y el paralelismo del dístico en hebreo favorecen claramente, y de lo que el griego de la Septuaginta y de los evangelistas es igualmente susceptible.

Juan nació en el desierto de Judea y pasó toda su vida en él, hasta el momento en que se manifestó a Israel. Predicó en el mismo desierto: era un país montañoso; sin embargo, no del todo y propiamente un desierto, pues aunque menos cultivado que otras partes de Judea, no estaba deshabitado. Josué  (Josué 15:61-6 )cuenta seis ciudades en él. Estamos tan predispuestos con la idea de que Juan vivió y predicó en el desierto, que somos propensos a considerar esta escena particular de su predicación como una parte muy importante y esencial de la historia: Mientras que yo considero que esta circunstancia no tiene otra importancia que la de darnos una idea clara del carácter rudo del hombre, que respondía al lugar de su educación; y la de ofrecer un emblema apropiado del rudo estado de la Iglesia judía en aquel tiempo, que era el verdadero desierto al que se refería el profeta, en el que Juan había de preparar el camino para la venida del Mesías.

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