Verso 47. He aquí un verdadero israelita... Un digno descendiente del patriarca Jacob, que no solo profesa creer en el Dios de Israel, sino que lo adora con sinceridad y verdad, según su luz.

¡En quien no hay engaño!  El engaño siempre ha sido, y sigue siendo, la característica profundamente marcada del pueblo judío. Encontrar a un hombre, viviendo en medio de tanta corrupción, andando con rectitud ante su Hacedor, era un tema digno de la atención de Dios mismo. ¡Mira a este hombre! y, mientras lo ves y admiras, imita su conducta.

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