CAPITULO XIV.

Cristo consuela a sus discípulos, en el momento de su alejamiento

con la consideración de que va a prepararles un lugar en el cielo, 1-4.

Tomás le interroga sobre el camino hacia el Padre, y la respuesta  5-7.

Felipe propone una dificultad, y Cristo muestra que él y el

Padre son una sola cosa, que él es el mediador entre Dios y los hombres

que todo lo que se pida en su nombre se obtendrá, 8-14.

Les promete el Espíritu Santo como Consolador y Espíritu de

verdad, 15-18.

Les muestra que pronto les dejará, y que los que

le aman deben ser amados por el Padre, 19-21.

Judas plantea una pregunta: ¿cómo ha de manifestarse Cristo a los

discípulos y no a los judíos? 22.

Cristo responde, y muestra que la manifestación ha de hacerse

a los que aman a Dios, y para ellos el Espíritu Santo ha de ser un

maestro infalible, 23-26.

Les lega su paz y los fortalece contra los desalientos, 27-29.

Predice su próxima muerte, 30, 31.

NOTAS SOBRE EL CAPITULO. XIV.

Verso Juan 14:1. No se turbe vuestro corazón... Después de haber respondido a la pregunta de San Pedro, se dirige nuevamente a sus discípulos y les dice que no se aflijan por dejarlos, ni desanimarse por lo que dijo acerca de que Pedro lo negó; que si depositaban su confianza en Dios, él los protegería; y que, por mucho que lo vieran tratado, creyeran en él con más firmeza, ya que sus sufrimientos, muerte y resurrección debían ser para ellos la prueba más positiva de que él era el Mesías, el Salvador del mundo.

Crees en Dios, creed también en mí... Lo mejor es leer ambos verbos en modo imperativo: -Pon tu confianza en Dios y en mí como Mediador entre Dios y el hombre, Juan 14:12; y esperar el máximo apoyo de Dios; pero espéralo todo a través de mí. Los discípulos comenzaron a perder toda esperanza de un reino secular y, en consecuencia, se desanimaron: Cristo les promete una herencia espiritual y celestial, y así levanta sus corazones abatidos.

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