(3) Pero para mí es una cosa muy pequeña que yo sea juzgado por ti, (4) o por el juicio del hombre (b): sí, (5) no me juzgo a mí mismo.

(3) Al reprender a los demás, se pone a sí mismo como ejemplo y anticipa una objeción. Utilizando la seriedad de un apóstol, muestra que no le importan los juicios contrarios que los que tienen de él, en el sentido de que lo estimaron como un vil, porque no se presentó como ellos. Y trae buenas razones por las que no se conmovió con los juicios que tenían sobre él. (4) Primero, porque lo que los hombres juzgan en estos casos de sus propios cerebros no debe ser considerado más que cuando el juez ignorante de la sabiduría.

(b) Literalmente, "día", a la manera del habla ciliciana. (5) En segundo lugar, dice, ¿cómo se puede juzgar cuánto o qué poco debo ser responsable de mí, viendo que yo mismo, que me conozco mejor que tú, y que me atrevo a profesar que he caminado en mi vocación con un buena conciencia, todavía no me atrevo a reclamarme nada. Sin embargo, sé que no soy inocente; y mucho menos, por tanto, debería adularme como tú.

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