Pero al Hijo [él dice]: Tu (o) trono, oh Dios, [es] por los siglos de los siglos: un (q) cetro de justicia [es] el cetro de tu reino.

(o) El trono es propio de los príncipes y no de los sirvientes.

(p) Para siempre, porque esta repetición de la palabra aumenta su significado más allá de toda medida.

(q) El gobierno de tu reino es justo.

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