(8) La cual [esperanza] tenemos como ancla del alma, tanto segura como firme, y que entra por lo que está dentro del velo;

(8) Él compara la esperanza con un ancla porque de la misma manera que un ancla cuando se echa en el fondo del mar asegura todo el barco, así también la esperanza entra incluso en los lugares más secretos del cielo. Hace mención del santuario, aludiendo al antiguo tabernáculo y con ello vuelve a la comparación del sacerdocio de Cristo con el sacerdocio levítico.

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