La cual esperanza tenemos como ancla del alma, tanto segura como firme, y que entra por la que está dentro del velo;

Ver. 19. Seguro y firme ] Spes in terrents, incerti nomen boni: Spes in divinis, nomen est certissimi.

Y que entra en eso] Esta ancla está echada hacia arriba, y no fijada en lo profundo del mar, sino en lo alto del cielo, de lo cual se asienta firmemente y se adueña con seguridad. Ahora ese barco (dice uno) puede ser lanzado, no naufragado, del cual Cristo es el piloto, la Escritura la brújula, las promesas los aparejos, la esperanza el ancla, la fe el cable, el Espíritu Santo los vientos y el santo cariño las velas, que están llenos de las gracias del Espíritu.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad