REFLEXIONES

Qué dulce pensamiento es para mi alma, que para todas las facultades lisiadas de mi naturaleza caída; el nombre de Jesucristo de Nazaret puede sanarme. Sí, su nombre, mediante la fe en su nombre, dará perfecta solidez a todos sus redimidos. ¡Señor! Haz que en todos mis accesos a tu casa de oración, vaya siempre en tu nombre, haciendo mención de tu justicia, incluso la tuya única. Y ¡oh! ¡Con qué santo gozo y éxtasis pisaré tus atrios, cuando Dios, el Dios Todopoderoso de nuestros padres! el Dios de Abraham, Isaac y Jacob; ¡Tú a la verdad has glorificado a tu Hijo Jesús! ¡Oh! Señor, envía tus dones de ascensión y bendice mi alma en todas las dulces manifestaciones de tu amor.

En ti, y por ti y de ti, se encuentre todo mi gozo. Como un niño en el Pacto, que Dios hizo con nuestros padres, siendo de Cristo, y por consiguiente simiente de Abraham, y heredero según la promesa; Que broten todos mis manantiales, y sea también mía esa seguridad para el gran padre de los fieles: En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra.

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