Aquí tenemos la tercera gran rama de la doctrina en este capítulo tan delicioso; es decir, los dulces y seguros efectos de la gracia, cuando esa gracia es obrada por el Espíritu Santo en el corazón. Y tales serán las benditas consecuencias para todos los pecadores verdaderamente regenerados y arrepentidos. Por tanto, Dios el Espíritu Santo cierra esta profecía con una nota peculiar de la naturaleza más importante, para que todo el que sea sabio para la salvación, medite sobre el todo y considere debidamente la bendita doctrina contenida en ella: poniendo su omnipotente énfasis en ella, que Todos los caminos de Dios son caminos rectos, y por los cuales andará todo pecador justificado en Cristo.

Pero mientras que a todos les da sabor a vida, a los transgresores se les convierte en piedra de tropiezo y roca de escándalo, de modo que caen en ella y no ven la obra del Señor ni la operación de su mano.

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