• Isaías 58:5

    ¿Es este el ayuno que yo escogí: solo un día en que el hombre se aflija a sí mismo? ¿Acaso el doblegar la cabeza como junco y el acostarse sobre cilicio y ceniza es lo que llaman ayuno y día agradable para el SEÑOR?

  • Isaías 58:6

    ¿No consiste, más bien, el ayuno que yo escogí, en desatar las ligaduras de impiedad, en soltar las ataduras del yugo, en dejar libres a los quebrantados y en romper todo yugo?

  • Isaías 58:7

    ¿No consiste en compartir tu pan con el hambriento y en llevar a tu casa a los pobres sin hogar? ¿No consiste en cubrir a tu prójimo cuando lo veas desnudo, y en no esconderte de quien es tu propia carne?

  • Isaías 58:8

    Entonces despuntará tu luz como el alba, y tu recuperación brotará con rapidez. Tu justicia irá delante de ti, y la gloria del SEÑOR irá a tu retaguardia.

  • Isaías 58:9

    Entonces invocarás, y el SEÑOR te escuchará. Clamarás, y él dirá: ‘¡Aquí estoy!’. “Si quitas de en medio de ti el yugo, el acusar con el dedo y el hablar vilezas;

  • Isaías 58:10

    si tu alma provee para el hambriento y sacias al alma humillada, tu luz irradiará en las tinieblas, y tu oscuridad será como el mediodía.

  • Isaías 58:11

    El SEÑOR te guiará siempre y saciará tu alma en medio de los sequedales. Él fortalecerá tus huesos, y serás como un jardín de regadío y como un manantial de aguas cuyas aguas nunca faltan.

  • Isaías 58:12

    Los tuyos reconstruirán las ruinas antiguas. Levantarás los cimientos que estaban destruidos de generación en generación. Y serás llamado reparador de brechas y restaurador de sendas para habitar.

  • Isaías 58:13

    “Si apartas tu pie por respeto al sábado, para no hacer tu capricho en mi día santo; si al sábado llamas delicia, consagrado al SEÑOR y glorioso; y si lo honras, no haciendo según tus propios caminos ni buscando tu propia conveniencia ni hablando tus propias palabras,

  • Isaías 58:14

    entonces te deleitarás en el SEÑOR. Yo te haré cabalgar sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer de la heredad de tu padre Jacob. Porque la boca del SEÑOR ha hablado”.

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