• Mateo 13:24

    Les presentó otra parábola diciendo: “El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo.

  • Mateo 13:25

    Pero, mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.

  • Mateo 13:26

    Cuando brotó la hierba y produjo fruto, entonces apareció también la cizaña.

  • Mateo 13:27

    Se acercaron los siervos al dueño del campo y le preguntaron: ‘Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?’.

  • Mateo 13:28

    Y él les dijo: ‘Un hombre enemigo ha hecho esto’. Los siervos le dijeron: ‘Entonces, ¿quieres que vayamos y la recojamos?’.

  • Mateo 13:29

    Pero él dijo: ‘No; no sea que al recoger la cizaña arranquen con ella el trigo.

  • Mateo 13:30

    Dejen crecer a ambos hasta la siega. Cuando llegue el tiempo de la siega, yo diré a los segadores: Recojan primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla. Pero reúnan el trigo en mi granero’”.

  • Mateo 13:31

    Les presentó otra parábola diciendo: “El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza que un hombre tomó y sembró en su campo.

  • Mateo 13:32

    Esta es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando crece, es la más grande de las hortalizas y se convierte en árbol, de modo que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas”.

  • Mateo 13:33

    Les dijo otra parábola: “El reino de los cielos es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en una gran cantidad de harina, hasta que todo quedó leudado”.

  • Mateo 13:34

    Todo esto habló Jesús en parábolas a las multitudes y sin parábolas no les hablaba,

  • Mateo 13:35

    de manera que se cumplió lo dicho por medio del profeta diciendo: Abriré mi boca con parábolas; publicaré cosas que han estado ocultas desde la fundación del mundo.

  • Mateo 13:36

    Entonces, una vez despedida la multitud, volvió a casa. Y sus discípulos se acercaron a él diciendo: — Explícanos la parábola de la cizaña del campo.

  • Mateo 13:37

    Y respondiendo él dijo: — El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre.

  • Mateo 13:38

    El campo es el mundo. La buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del maligno.

  • Mateo 13:39

    El enemigo que la sembró es el diablo. La siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.

  • Mateo 13:40

    De manera que como la cizaña es recogida y quemada en el fuego, así será el fin del mundo.

  • Mateo 13:41

    El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que causan tropiezos y a los que hacen maldad,

  • Mateo 13:42

    y los echarán en el horno de fuego. Allí habrá llanto y crujir de dientes.

  • Mateo 13:43

    Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos, que oiga.

  • Mateo 13:44

    »El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, que un hombre descubrió y luego escondió. Y con regocijo va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo.

  • Mateo 13:45

    »Además, el reino de los cielos es semejante a un comerciante que buscaba perlas finas.

  • Mateo 13:46

    Y habiendo encontrado una perla de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.

  • Mateo 13:47

    »Asimismo, el reino de los cielos es semejante a una red que fue echada en el mar y juntó toda clase de peces.

  • Mateo 13:48

    Cuando estuvo llena, la sacaron a la playa. Y sentados recogieron lo bueno en cestas y echaron fuera lo malo.

  • Mateo 13:49

    Así será el fin del mundo: Saldrán los ángeles y apartarán a los malos de entre los justos,

  • Mateo 13:50

    y los echarán en el horno de fuego. Allí habrá llanto y crujir de dientes.

  • Mateo 13:51

    »¿Han entendido todas estas cosas? Ellos le dijeron: — Sí.

  • Mateo 13:52

    Él les dijo: — Por eso, todo escriba instruido en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia que saca de su tesoro cosas nuevas y viejas.

  • Mateo 13:53

    Aconteció que cuando Jesús terminó estas parábolas, partió de allí.

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