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¡Den gracias al SEÑOR! ¡Invoquen su nombre! Den a conocer entre los pueblos sus hazañas.
             
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Cántenle, cántenle salmos; hablen de todas sus maravillas.
             
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Gloríense en su santo nombre; alégrese el corazón de los que buscan al SEÑOR.
             
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Busquen al SEÑOR y su poder; busquen continuamente su rostro.
             
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Acuérdense de las maravillas que ha hecho, de sus prodigios y de los juicios de su boca,
             
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oh ustedes, descendientes de Abraham, su siervo; hijos de Jacob, sus escogidos.
             
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Él es el SEÑOR, nuestro Dios; en toda la tierra están sus juicios.
             
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Se acordó para siempre de su pacto — de la palabra que mandó para mil generaciones — ,
             
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el cual hizo con Abraham; y de su juramento a Isaac.
             
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Lo confirmó a Jacob por estatuto, como pacto sempiterno a Israel,
             
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diciendo: “A ti daré la tierra de Canaán como la porción que poseerán”.
             
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Cuando eran pocos en número, muy pocos y forasteros en ella;
             
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cuando andaban de nación en nación y de un reino a otro pueblo,
             
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no permitió que nadie los oprimiese; más bien, por causa de ellos castigó a reyes.
             
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Dijo: “¡No toquen a mis ungidos, ni hagan mal a mis profetas!”.