A toda criatura humana, [5] a todo aquel que la orden de la Providencia ha puesto sobre ti, ya sea a emperadores o reyes, que tienen el poder supremo en los reinos, o a los gobernadores de provincias; obedeced a vuestros príncipes temporales, aunque paganos e idólatras, (como los emperadores romanos eran en ese momento enemigos de la religión cristiana) en todo lo que no es pecado y contra la ley de Dios: porque esta es la voluntad de Dios, y todo poder es de Dios.

Ver Romanos xiii. De la misma manera (ver. 18) los siervos deben estar sujetos y obedecer a sus amos, aunque sean infieles. Ver 1 Corintios vii. Con esto silenciará la ignorancia y las calumnias de los necios, que pretendían que la religión cristiana les enseñaba a ser desobedientes a los príncipes y a ser súbditos únicamente de Cristo, su supremo rey espiritual. (Witham)

[BIBLIOGRAFÍA]

Omni humanæ creaturæ, griego: ktisei, que aquí traducen los protestantes, en todas las ordenanzas; pero tradujeron, criatura, Marcos xvi. 15.; Colosenses i. 15.

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