Para los reyes, que entonces eran paganos, en la época de Nerón. (Witham) --- De la felicidad del rey generalmente depende la de sus súbditos. Oramos por los emperadores, dice Tertuliano, para que Dios les conceda una larga vida, un trono seguro y una familia segura, ejércitos valientes, un consejo fiel y un pueblo justo. En fin, que les concedería la paz y cualquier otra cosa que pudieran desear, ya sea para ellos mismos o para su imperio. (Apologet. Cap. 30.)

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