Por los nombres de estos siete, parecería que todos eran griegos. Lo más probable es que la razón de esto sea silenciar más eficazmente todos los murmullos futuros, dando a las partes agraviadas protectores de su propia nación. (Tirinus) --- La historia de Stephen ocurre de aquí en adelante. Felipe, en el capítulo 8, es llamado evangelista, es decir, predicador del evangelio. Por Eusebio, Tertuliano y otros, se le llama apóstol, es decir, hombre apostólico.

Véase Vidas de los santos y martirologio romano, 6 de junio. San Jerónimo dice que su tumba [de Felipe] y la de sus cuatro hijas, las profetisas, se veían en Cesarea, en Palestina. (Ep. Ad Eustoch.) --- De los demás, excepto Nicolás, no se sabe nada seguro: sus actos han perecido. Nicolás, como aparece en el texto, fue un prosélito, primero del judaísmo y luego del cristianismo. San Epifanio, y muchos otros, lo acusan de ser, por su incontinencia, el autor, o al menos la ocasión de las sectas impuras de Nicoalitas y Gnósticos.

Clemente de Alejandría y San Agustín lo absolvieron de esto, y atribuyen las herejías anteriores a un abuso de algunas expresiones, que pronunció en su sencillez, y que eran susceptibles de buen y mal sentido. Ver Baronius y Tillemont.

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