Castigo eterno. Jesucristo, que es la verdad misma, declara que las recompensas y los tormentos de una vida futura son eternos. Que no se encuentre nadie que discuta por tanto contra la bondad y la misericordia de Dios, por castigar los pecados cometidos a tiempo con castigos que son eternos. Porque 1. de acuerdo con las leyes humanas, vemos la falsificación y otros delitos castigados con la muerte, que en cierta medida es una exclusión eterna de la sociedad.

2. La voluntad del pecador es tal, que pecaría eternamente continuando si pudiera; es un Dios eterno, un Dios de majestad infinita, que se ofende. Esencialmente odia el pecado; y como en el infierno no hay redención, el pecado continúa eternamente, el odio que Dios le tiene al pecado debe continuar eternamente, y con él el castigo eterno. La doctrina de quienes pretenden, con Orígenes, cuestionar la eternidad de la duración de los tormentos del infierno; quién puede decir con él, video infernum quasi senescentum, debe alentar el vicio y envalentonar al pecador; porque si la convicción de los tormentos eternos no es capaz de refrenar su malicia, la doctrina del castigo temporal sería una restricción mucho menor.

El mundo actual no sería habitable, si los malvados no tuvieran nada que aprehender después de esta vida. A menudo se proponen muchas preguntas con respecto a la situación y la naturaleza del fuego del infierno, etc. &C. &C. pero en todos estos y otros objetos de curiosidad similares, es mejor adherirse a la sabia reflexión de San Agustín: "Cuando discutimos sobre un punto muy oscuro, sin ningún documento claro y seguro de la Sagrada Escritura, la presunción del hombre debe deténgase en seco y no se incline más hacia uno que hacia el otro lado.

"(lib. ii. de pecc. meritis et remiss. cap. xxxvi. ep. 190. ad Optat. cap. v. No. 16.) --- En una recapitulación de este largo e interesante discurso, podemos observar que, en primer lugar, trata de las guerras y persecuciones que van a suceder en las últimas edades del mundo; que a continuación procede a describir las herejías y cismas entre los cristianos; la propagación general del evangelio; la gran apostasía en el tiempo del Anticristo y, por último, la escena grandiosa y final del día del juicio, por lo que estos eventos grandiosos y trascendentales están íntimamente conectados entre sí, y todos consideran materialmente a la Iglesia de Cristo.

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