No estáis bajo la ley de Moisés, como algunos de vosotros estabais antes; pero ahora estáis todos bajo la gracia, o la ley de la gracia, donde encontraréis perdón por vuestros pecados. Pero tenga cuidado de no abusar de esta gracia de perdón que se le ofrece, ni multiplicar sus pecados, y aplazar su conversión, como algunos pueden hacer, presumiendo, que después de todo, por los méritos de Cristo, puede encontrar el perdón. Esto, dice Tertuliano, es la mayor ingratitud, seguir siendo malvado, porque Dios es bueno.

Reflexionen que se hacen siervos de aquel a quien obedecen. Al ceder a sus pasiones, se vuelven esclavos del pecado. Si guardan su obediencia a la ley de Cristo y a sus doctrinas, cuya forma les ha entregado por medio del evangelio, ustedes son los siervos felices de la justicia y los siervos de Dios, que es la justicia misma. (Witham)

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