Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. [Así el apóstol vindica su enseñanza, y muestra que no justifica ninguna indulgencia en el pecado. El cristiano ha de vivir dándose cuenta de que en la persona de Cristo ya ha pasado realmente de muerte a vida, y que por tanto le corresponde llevar, hasta donde sus fuerzas se lo permitan, una vida de perfección celestial.

Debe recordar que por muy duro que sea su conflicto con el pecado, sin embargo, el pecado no se enseñoreará de él al final, como para procurar su condenación final, porque él está bajo un sistema de gracia que procurará su perdón en el hora del juicio, y no bajo un sistema de ley que, en esa hora, ciertamente lo condenaría].

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Antiguo Testamento