Jesús glorifica el servicio humilde

Juan 13:1

En el templo, la fuente precedía al altar de bronce. Se mantenía llena de agua pura para el constante lavado de los sacerdotes; Éxodo 30:18 ; Levítico 16:4 . No podemos tener comunión con Cristo en el Calvario o en el Monte de los Olivos a menos que nos acerquemos con nuestro corazón salpicado de una mala conciencia y nuestro cuerpo lavado con agua pura.

Los evangelios sinópticos nos dicen que de camino a la fiesta los discípulos habían cedido a la contención y al orgullo. Era necesario que se desecharan, y el amor de nuestro Señor estuvo a la altura de la ocasión. Los amó hasta el final de su vida y hasta el final del amor. Solo ese amor podría haber hecho santos y apóstoles con ese material.

Jesús comenzó una obra que nunca ha cesado y que continuará “hasta que toda la Iglesia de Dios redimida sea salva para no pecar más”. Cuando hemos contraído la culpa, no tenemos que comenzar nuestra vida entera de nuevo, sino volver al lugar donde soltamos el hilo de la obediencia y comenzar allí.

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