Sin ofender en nada, para que no se culpe al ministerio:

Ver. 3. Sin ofender ] Un ministro debe ser como Absalón, sin tacha de la cabeza a los pies. Su fruto debe ser, como el del Paraíso, hermoso a la vista y dulce al paladar. Pronto se ve en él una pequeña falta, que fácilmente se imita o se reprende. Dios designó tanto los pesos como las medidas del santuario para que fueran dos veces más grandes que los de la comunidad.

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