¿No crees que yo soy en el Padre y el Padre en mí? las palabras que os he hablado, no las hablo por mí mismo; mas el Padre que mora en mí, él hace las obras.

Ver. 10. Las palabras que hablo ] Nuestro Salvador alega para sí la Divinidad tanto de su palabra como de sus obras. Él era poderoso, dice Pedro, tanto de palabra como de hecho. Los ministros también deben, en su medida, poder argumentar y aprobarse a sí mismos para ser hombres de Dios, por la sana doctrina y la buena vida. Y no seas, como nuestro Salvador dice que eran los fariseos, y como dice Epicteto que muchos filósofos eran tales, ανευ του πραττειν, μεχρι του λεγειν, es decir, hasta donde llegaban unas pocas palabras.

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