Por eso les hablo por parábolas: porque viendo, no ven; y oyendo, no oyen ni entienden.

Ver. 13. Por tanto, les hablo en parábolas. ] Porque su obstinada ceguera y terquedad merecen que lo haga. Son pecadores contra sus propias almas, que lo lamenten, por tanto.

Y al oír, no oyen ] Audientes corporis sensu, non audiunt cordis assensu, dice Agustín.

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