29 Moisés concluye su profecía sobre el rechazo de los judíos, justo como San Pablo concluye su discurso sobre el mismo tema, cuando comenzó a cumplirse, en Romanos 11:33. Se nos prohíbe indagar con curiosidad en los consejos secretos de Dios y determinar acerca de ellos. Pero se nos guía y anima a investigar diligentemente lo que Dios ha dado a conocer. Él no ha ocultado nada que sea provechoso para nosotros, sino solo aquello de lo cual es bueno que seamos ignorantes. El fin de toda revelación divina no es proporcionar temas curiosos de especulación y discurso, sino que podamos hacer todas las palabras de esta ley y ser bendecidos en nuestras acciones. Esto es lo que la Biblia revela claramente; más allá de esto, el hombre no puede avanzar de manera provechosa. Con esta luz, puede vivir y morir cómodamente y ser feliz para siempre.

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