1-3 La fe siempre ha sido la marca de los siervos de Dios, desde el principio del mundo. Donde el principio es plantado por el Espíritu regenerador de Dios, hará que se reciba la verdad, concerniente a la justificación por los sufrimientos y méritos de Cristo. Y las mismas cosas que son el objeto de nuestra esperanza, son el objeto de nuestra fe. Es una firme persuasión y expectativa de que Dios cumplirá todo lo que nos ha prometido en Cristo. Esta persuasión le da al alma la posibilidad de disfrutar de esas cosas ahora; les da una subsistencia o realidad en el alma, por las primicias y los presentimientos de ellas. La fe prueba a la mente, la realidad de las cosas que no pueden ser vistas por el ojo corporal. Es una aprobación completa de todo lo que Dios ha revelado, como santo, justo y bueno. Este punto de vista de la fe se explica por muchos ejemplos de personas en tiempos pasados, que obtuvieron un buen informe, o un carácter honorable en la palabra de Dios. La fe fue el principio de su santa obediencia, de sus notables servicios y de sus pacientes sufrimientos. La Biblia da el relato más verdadero y exacto del origen de todas las cosas, y debemos creerlo, y no desvirtuar el relato de la Escritura sobre la creación, porque no se ajuste a las diferentes fantasías de los hombres. Todo lo que vemos de las obras de la creación, fueron creadas por orden de Dios.

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