Obedece a los que tienen dominio sobre ti - La palabra implica también, que te guían o te llevan; es decir, en verdad y santidad. Y sométanse - Renuncien (no a su conciencia o juicio, sino) a su propia voluntad, en todas las cosas puramente indiferentes. Porque ellos vigilan sus almas - Con todo celo y diligencia, los protegen y los advierten contra todo peligro. Como los que deben rendir cuentas al gran Pastor, por cada parte de su comportamiento hacia ti.

¡Cuán vigilante, entonces, debe estar todo pastor! ¡Cuán cuidadoso con cada alma encomendada a su cargo! Para que puedan hacer esto: velar por ti. Con gozo y no con gemidos: no es un buen pastor que no se regocija ni gime por ellos. Se oyen los gemidos de otras criaturas: ¡cuánto más subirán estos a los oídos de Dios! Quien responda a este carácter de pastor cristiano, sin duda, puede exigir esta obediencia.

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