En él - no en nosotros mismos, vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser - Esto denota su presencia necesaria, íntima y más eficaz. No hay palabras que puedan expresar mejor la dependencia continua y necesaria de todos los seres creados, en su existencia y en todas sus operaciones, de la causa primera y omnipotente, que enseñan tanto la filosofía más verdadera como la divinidad. Como han dicho también algunos de vuestros propios poetas, Arato, cuyas palabras son estas, era un ateniense que vivió casi trescientos años antes de esta época.

También se encuentran, con la alteración de una sola letra, en el himno de Cleantes a Júpiter o al ser supremo, una de las piezas más puras y finas de la religión natural en todo el mundo de la antigüedad pagana.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad