Artes curiosas: artes mágicas, a las que se les dio ese suave apelativo por quienes las practicaban. Éfeso era particularmente famoso por estos. Y como estas prácticas tenían tanta reputación allí, no es de extrañar que los libros que las enseñaron tuvieran un gran precio. Reunir sus libros - Por así decirlo de común acuerdo, quemarlos - Lo cual era mucho mejor que venderlos, a pesar de que el dinero había sido entregado a los pobres. Cincuenta mil piezas de plata: si estas piezas de plata se toman por siclos judíos, la suma será de seis mil doscientas cincuenta libras.

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