Lo mismo vino para (es decir, para dar) un testimonio - El evangelista, con el más fuerte y tierno afecto, entrelaza su propio testimonio con el de Juan, mediante nobles digresiones, donde explica el oficio del Bautista; en parte premisas y en parte adjunta una explicación más detallada a sus breves frases. Lo que San Mateo, Marcos y Lucas denominan el Evangelio, con respecto a la promesa anterior, San Juan suele denominar el testimonio, dando a entender el conocimiento cierto del relator; para testificar de la luz - de Cristo.

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