No habléis mal los unos de los otros: este es un gran obstáculo para la paz. ¡Oh, quién es suficientemente consciente de ello! El que habla mal de otro, en efecto habla mal de la ley, que tan fuertemente la prohíbe. No eres hacedor de la ley, sino juez de ella; te pones por encima, y ​​por así decirlo, lo condenas.

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