Ireneo contra las herejías Libro IV

Y, sin usar parábola, el Señor dijo a Jerusalén: '¡Jerusalén, Jerusalén, tú que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados; ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus pollos para cambiar sus alas, y no quisiste! He aquí, vuestra casa os será dejada desierta.”[595]

Ireneo contra las herejías Libro IV

Esta expresión [de nuestro Señor]: «¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos y tú no quisiste»[597]

Ireneo contra las herejías Libro IV

De la misma manera, pues, el Señor, tanto mostrando su propia bondad como indicando que el hombre está en su propia voluntad y en su propio poder, dijo a Jerusalén: "¿Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina [reúne ] sus gallinas debajo de sus alas, y no quisisteis! Por tanto, vuestra casa os será dejada desierta".[615]

Clemente de Alejandría El Instructor Libro I

Y que Él nos llama gallinas lo testifica la Escritura: "Como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas"[29].

Clemente de Alejandría El Instructor Libro I

Tal es el Instructor en sus amonestaciones, como cuando dice en el Evangelio: "¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como el pájaro junta a sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!"[178]

Clemente de Alejandría El Instructor Libro I

Porque el que conoce a Dios, ¿cómo persigue a los siervos de Dios? Por lo cual dice: Vuestra casa ha quedado desierta, porque os digo que ya no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor.

Clemente de Alejandría Stromata Libro I "Jerusalén, Jerusalén, ¡cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina a sus pollos!"[62]

Clemente de Alejandría Stromata Libro I

La expresión, entonces, "Cuántas veces", muestra que la sabiduría es múltiple; toda clase de cantidad y cualidad, por todos los medios salva a algunos, tanto en el tiempo como en la eternidad. “Porque el Espíritu del Señor llena la tierra”[63].

Clemente de Alejandría Stromata Libro I "Porque este es el fin del placer insensato. Tal, de hecho, es el caso. Y cuando dice: "No seas mucho con una mujer extraña",[64]

Tratado Cipriano XII Tres Libros de Testimonios Contra los Judíos

También en el Evangelio el Señor dice: "Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados, ¡cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina junta a sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí, vuestra casa os será dejada desierta.”[42]

Homilía Clementina III

Y amaba incluso a los que lo odiaban, y lloraba por los incrédulos, y bendecía a los que lo calumniaban, y oraba por los que estaban enemistados contra Él.[9]

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