El que tiene la novia es el novio.

Esta figura expresiva se usa a menudo. La iglesia, desposada con Cristo, es la novia; Cristo, el novio. Juan, en la creciente influencia de Cristo, ve ya anticipadamente al novio unido a la novia. Como amigo del novio, se regocija en la felicidad del novio. La buena nueva que sus discípulos le traen de Cristo, lejos de suscitar envidia, le hace regocijarse. Siente que su propia obra está hecha: "Mi gozo, pues, está cumplido".

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Nuevo Testamento