Señor, dame esta agua, esa. no tengas sed.

Todavía no puede entender las misteriosas palabras del extraño judío, pero está profundamente conmovida y una cosa parecía clara: si pudiera tener esta agua, no tendría más sed y no se vería obligada a ir al pozo. Está desconcertada, pero ansiosa por comprender la naturaleza del regalo. El tenor de toda la narración muestra que ella no era frívola ni perezosa.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad

Nuevo Testamento