La mujer le dijo: Señor, dame de esta agua, que no tengo sed, ni vengo aquí a beber.

Señor, dame esta agua, que no tengo sed, ni vengo aquí a beber. No se trata de obtusidad, pues eso es ceder: expresa un deseo maravillado de apenas saber qué por parte de aquel misterioso Extranjero.

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