Verso 3 Vuestro oro y vuestra plata están podridos.

Es decir, el oro y la plata que habían atesorado se habían enmohecido, pues de hecho se les acusa aquí de haber estado ocupados durante un largo período de tiempo en atesorar este tipo de tesoro. Obsérvese que no es el uso de estos metales, sino el no uso de los mismos, por lo que son censurados. Se supone que el óxido en este caso proviene de la falta de uso. Esta falta de uso demostró sin lugar a dudas que no se había observado el uso debido, o, en otras palabras, que no se había cumplido el propósito legítimo del oro y la plata, al atesorarlos.

El empleo de oro y plata en actos de beneficencia habría evitado la oxidación. El injusto y malvado amasar por amor a tales riquezas fue codicioso, estaba mal. El óxido acumulado en tal tesoro atesorado fue en sí mismo un testimonio contra aquellos que lo atesoran, y devorará sus cuerpos como un fuego. Irritada la conciencia, vuestro tesoro atesorado es una maldición para vosotros.

Habéis amontonado tesoros para los últimos días.

Otra alusión a la próxima destrucción de Jerusalén. Supongamos que la acumulación es inmensa y, sin embargo, todo se pierde en la destrucción general, ¿de qué sirve? ¿Qué has logrado con tu esfuerzo y trabajo? Absolutamente nada. Ustedes, cristianos judíos, si están tan comprometidos, cometen un gran error. El autor de la fe cristiana dio una advertencia explícita sobre estos últimos días y las miserias que vendrían después.

Tus tesoros volarán como un pájaro y quedarás en la indigencia. Has perdido el tiempo y has fallado en acumular tesoros en el cielo, como era tu deber, Arena como se te amonestaba con tanta claridad y, sin embargo, con tanta ternura.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad

Antiguo Testamento