1. Y tú que estabas muerto. Esta es una ἐπεξεργασία de las declaraciones anteriores, es decir, una exposición acompañada de una ilustración. (118) Para llevar a los efesios de manera más efectiva la doctrina general de la gracia divina, les recuerda su condición anterior. Esta aplicación consta de dos partes. “Antes estabas perdido; pero ahora Dios, por su gracia, te ha rescatado de la destrucción. Y aquí debemos observar que, al esforzarse por dar una vista impresionante de ambas partes, el apóstol interrumpe el estilo mediante (ὑπερβατὸν) una transposición. Hay cierta perplejidad en el lenguaje; pero, si prestamos atención a lo que el apóstol dice acerca de esas dos partes, el significado es claro. En cuanto al primero, dice que estaban muertos; y declara, al mismo tiempo, la causa de la muerte: delitos y pecados. (119) No quiere decir simplemente que estaban en peligro de muerte; pero él declara que fue una muerte real y presente bajo la cual trabajaron. Como la muerte espiritual no es más que la alienación del alma de Dios, todos nacemos como hombres muertos, y vivimos como hombres muertos, hasta que seamos participantes de la vida de Cristo, - de acuerdo con las palabras de nuestro Señor,

"Se acerca la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que oigan vivirán". (Juan 5:25)

Los papistas, que están ansiosos por aprovechar cada oportunidad de subvalorar la gracia de Dios, dicen que mientras estamos fuera de Cristo, estamos medio muertos. Pero no tenemos la libertad de dejar de lado las declaraciones de nuestro Señor y del apóstol Pablo, que, mientras permanecemos en Adán, estamos completamente desprovistos de vida; y esa regeneración es una nueva vida del alma, por la cual se levanta de la muerte. Reconozco que algún tipo de vida permanece en nosotros, mientras todavía estamos lejos de Cristo; porque la incredulidad no destruye por completo los sentidos externos, ni la voluntad, ni las otras facultades del alma. Pero, ¿qué tiene esto que ver con el reino de Dios? ¿Qué tiene que ver con una vida feliz, siempre y cuando cada sentimiento de la mente y cada acto de la voluntad sea la muerte? Que esto, entonces, se sostenga como un principio fijo, que la unión de nuestra alma con Dios es la verdadera y única vida; y que de Cristo estamos totalmente muertos, porque el pecado, la causa de la muerte, reina en nosotros.

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