34. Vi y testifiqué. Quiere decir que lo que declara no es dudoso; porque Dios estaba complacido de hacerle conocer total y completamente de aquellas cosas de las cuales él sería el testigo del mundo; y es digno de notar que testificó que Cristo era el Hijo de Dios, porque el que da el Espíritu Santo debe ser el Cristo, porque a nadie más le pertenece el honor y el oficio de reconciliar a los hombres con Dios.

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