11. Y ya no estoy en el mundo. Asigna otra razón por la cual ora tan fervientemente por los discípulos, a saber, porque muy pronto se verán privados de su presencia corporal, bajo la cual habían reposado hasta ahora. Mientras viviera con ellos, los apreciaba,

como una gallina recoge sus pollos bajo sus alas, ( Mateo 23:37;)

pero ahora que está a punto de partir, le pide al Padre que los proteja con su protección. Y lo hace por su cuenta; porque él proporciona un remedio para su temblor, para que puedan confiar en Dios mismo, a cuyas manos, por así decirlo, ahora los confía. No nos produce un pequeño consuelo, cuando nos enteramos de que el Hijo de Dios se vuelve mucho más sincero acerca de la salvación de su pueblo, cuando los deja en cuanto a su presencia corporal; porque debemos concluir de eso, que, mientras trabajamos en dificultades en el mundo, él nos vigila, para enviar, desde su gloria celestial, alivio de nuestras angustias.

Padre Santo. Toda la oración está dirigida a este objeto, para que los discípulos no pierdan el coraje, como si su condición empeorara debido a la ausencia corporal de su Maestro. Para Cristo, habiendo sido designado por el Padre para ser su guardián por un tiempo, y ahora desempeñado los deberes de ese cargo, los devuelve nuevamente, por así decirlo, a las manos del Padre, para que en adelante puedan disfrutar de su protección, y puede ser confirmado por su poder. Por lo tanto, equivale a esto, que, cuando los discípulos se ven privados de la presencia corporal de Cristo, no sufren pérdida, porque Dios los recibe bajo su custodia, cuya eficacia nunca cesará.

Para que sean uno. Esto señala la forma en que se guardarán; para aquellos a quienes el Padre Celestial ha decretado guardar, él se une en una santa unidad de fe y del Espíritu. Pero como no es suficiente que los hombres estén de acuerdo de alguna manera, agrega, tal como somos. Entonces nuestra unidad será verdaderamente feliz, cuando tendrá la imagen de Dios Padre y de Cristo, cuando la cera tome la forma del sello que está impreso en ella. Pero de qué manera el Padre y Jesucristo (117) su Hijo, son uno, explicaré poco después.

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