Y ya no estoy más en el mundo (pronto estaré fuera del mundo), pero éstos están en el mundo, y yo vengo a Ti. Yo dejo el mundo, pero ellos permanecen en él, para predicar el evangelio, y por lo tanto estarán expuestos al odio tanto de judíos como de gentiles, e innumerables peligros. Guárdalos, pues, oh Padre, porque no hay otro que pueda hacerlo, en Mi ausencia.

Padre Santo. Él llama al Padre "Santo", porque está hablando de santidad, y ora al Padre para que guarde y avance a los Apóstoles en la santidad. Y en ver. 25 Lo llama "justo" por ocultar al mundo injusto y orgulloso los misterios de Mi humillación en la redención del hombre. Y al consolar a S. Pablo en la tribulación, se le llama "Padre de misericordias y Dios de toda consolación" (2Co 1,3). Y cuando fortaleció a David en la batalla y lo hizo victorioso, se le dirigió así: "Te amaré, oh Señor, fortaleza mía" (Sal. 18:1).

Guárdalos a través de Tu Propio Nombre , por Tu poder y omnipotencia, para que puedan estar siempre en Mí, y permanezcan en Mi amor. Es claro entonces que los Apóstoles no habían perdido la gracia del Espíritu Santo. Porque esta oración de Cristo fue escuchada plenamente por el Padre.

Que sean como uno, como Nosotros somos uno , es decir, en consentimiento y voluntad: así como Nosotros somos Uno en Naturaleza, y la misma Divinidad Esencial. Que estando unidos por un solo espíritu de caridad, Me sigan siempre, y no sean desgarrados por la discordia, y así tengan la unidad de espíritu en el acuerdo, que tenemos por medio de la misma Esencia. Así S. Agustín ( in loc .) y S. Ambrosio ( de Fide , iv.

2). De donde S. Cyril nota aquí, y S. Athanasius ( contr. Arian ) que la palabra "como" significa solo una especie de semejanza, pero no identidad; lo que quiere decir que ellos, con el consentimiento de sus mentes, pueden imitar esa unidad que Nosotros poseemos, al tener la misma esencia numérica y voluntad.

San Cirilo y San Hilario ( de Trinit. lib. viii.) refieren estas palabras a la Sagrada Eucaristía, como si Cristo quisiera que los Apóstoles, al participar de Su Cuerpo en ella, pudieran llegar a ser uno con Él y entre ellos. Y esto verdadera y sustancialmente, como verdaderamente es uno en sustancia con el Padre. Porque así como el Padre está unido al Hijo en la misma Deidad esencial, así los Apóstoles y todos los fieles están unidos entre sí en la misma sustancia de la humanidad y Deidad de Cristo, que reciben en la Eucaristía.

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