12. Cuando haces una cena. Aquellos que piensan que esto es una condena absoluta de los entretenimientos que se dan entre familiares y amigos, quitan una parte de la cortesía de los hombres. No solo era insensible, sino bárbaro, excluir a los familiares de la mesa hospitalaria y clasificarlos solo con extraños. Cristo no tuvo la intención de disuadirnos de todo lo cortés, sino simplemente para mostrar que los actos de cortesía, que son habituales entre los hombres, no son prueba alguna de caridad. Realizar cualquier acto, con la esperanza de una recompensa, para los hombres ricos, de quienes esperamos un retorno similar, no es generosidad, sino un sistema de intercambio comercial; y, de la misma manera, los oficios amables, prestados desde puntos de vista mercenarios, no tienen importancia a la vista de Dios, y no merecen ser adscritos a la caridad. Si entretengo en la cena a mis parientes o amigos ricos, el acto de civilidad no debería ser condenado en sí mismo, pero, como prueba de caridad, no tendrá ningún valor; porque con frecuencia vemos que las personas que son extremadamente egoístas no tienen ningún gasto ni lujo en tratar a sus amigos. ¿Entonces que? Puede extender una mesa para los ricos, pero, al mismo tiempo, no debe descuidar a los pobres; Puede darse un festín con sus amigos y familiares, pero no debe excluir a los extraños, si resultan ser pobres, y si tiene los medios para aliviar sus necesidades. En una palabra, el significado del pasaje es que aquellos que son amables con sus familiares y amigos, pero que son mezquinos con los pobres, no tienen derecho a recibir elogios; porque no ejercen la caridad, sino que solo consultan su propio beneficio o ambición.

Cristo se dirige, de manera particular, a la persona que lo invitó; porque percibió que era demasiado adicto a la pompa y el lujo, y estaba tan ansioso por obtener el aplauso y el favor de los ricos, que se preocupaba muy poco por los pobres. En consecuencia, en la persona de un hombre, esta reprensión se dirige contra todos aquellos que gastan su riqueza en exhibición ambiciosa, o que negocian una compensación mutua, pero no dejan nada para los pobres, como si temieran que cualquier cosa que se otorgue gratuitamente estar perdido.

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