No llames a tus amigos, es decir, no te pido que llames a tus amigos ni a tus vecinos. Nuestro Señor deja estos oficios de humanidad y cortesía como estaban, y enseña un deber superior. Pero, ¿no está implícito aquí que deberíamos ser parcos al entretener a los que no lo necesitan, a fin de ayudar a los que sí lo necesitan, con todo lo que se salva de esos entretenimientos innecesarios? No sea que se haga una recompensa - Este miedo es tan desconocido para el mundo, como incluso el miedo a las riquezas.

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