(3) Entonces dijo también al que le invitó: Cuando hagas una cena o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos también te vuelvan a pedir, y te sea dado recompensa.

(3) Contra los que gastan sus bienes en la gloria del hombre o en la esperanza de la recompensa, mientras que la caridad cristiana sólo considera la gloria de Dios y el provecho del prójimo.

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